Degustar un buen chocolate acompañado de un buen vino es posible. El maridaje entre el vino y chocolate es una explosión de sabores de una gran complejidad, exquisita y muy elegante.
Por un lado, tenemos el chocolate, un alimento normalmente tan apetitoso, tan atractivo, tan sensual, tan adictivo, que puede ser combinado con otros muchos alimentos. Hoy en día lo vemos mezclado con leche, frutos secos de diferentes clases, frutas y, en los últimos tiempos, con infinidad de especias y mil cosas más. Perfecto, esto demuestra su versatilidad.
Pero, ¿cuál es el origen del chocolate? Parece ser que su origen está en las culturas centroamericanas, maya y azteca. Estas culturas ya sabían de las propiedades de las semillas del cacao unos 1500 años a c. Sabían que les proporcionaba un plus de energía y vitalidad. Hoy sabemos que tiene proteínas, vitaminas E y K y minerales como el hierro, manganeso, fósforo y otros, a parte de otras propiedades.
Europa conoció el chocolate gracias a los conquistadores españoles y, en un principio, no gustó demasiado. Lo encontraban muy amargo, con un toque elevado de acidez y hasta sucio, pero poco a poco empezó a considerarse como un producto exquisito, al mezclarse con otros alimentos, entre ellos el azúcar y, más tarde, la leche. Hoy en día el cultivo del cacao se centra en países tropicales y dependiendo de su origen tiene más o menos calidad.
La mayoría del chocolate que hoy en día degustamos no es puro al 100%, aunque últimamente se valora cada vez más la pureza y esa amargura que le da una autenticidad tan especial.
¿Y si lo combinamos el chocolate con el vino?

Maridaje vino y chocolate
En primer lugar, hay que dejar claro que el maridaje de un vino con cualquier chocolate que contenga algo más, queda desvirtuado. Una tableta de chocolate con leche al combinarla con vino, no nos da el resultado que en un principio esperamos.
Así pues, vamos a contemplar la degustación con chocolate con una pureza mínima de un 70% de cacao. Esta pureza puede estar en una tableta, en un pastel, tarta, etc. Es entonces que, para disfrutar todavía más del placer que nos proporciona el comer chocolate, lo acompañamos de una bebida, como hacemos normalmente con otros alimentos.
Por ejemplo, si en el transcurso de la comida hemos bebido un vino tinto potente, que combina acidez, frescura y poderío, con cuerpo, elegante y sabroso, no hace falta que lo cambiemos; nos irá perfecto para acompañar nuestro chocolate. Este vino podría ser de las zonas productoras como la DOQ Priorat y la DO Ribera del Duero.
Si somos golosos y queremos complicarnos al día siguiente, podemos maridar el chocolate con un vino dulce tinto natural. Se trata de un vino elaborado a partir de uvas pasificadas, con una graduación y dulzura algo superior a la normal. En España hay muchas zonas productoras donde poder elegir un buen vino dulce, y cualquiera de la zona mediterránea combinaría a la perfección.
Y sin querer rizar el rizo, uno de los mejores maridajes que hay para degustar un buen postre de chocolate no es un vino. Es un destilado, un buen whisky malta escocés.
Las opciones son múltiples aunque nos decantamos por los whiskys de malta elaborados en las Highlands. En este caso, es obvio que nuestros sorbos tienen que ir relacionados con la graduación del destilado escocés. Espero que su experiencia sea inolvidable, ¡salud!